Con frecuencia tendemos a creer en la fantasía que necesitamos estar ocupados para sentir que estamos logrando algo, que somos importantes. . . Esta forma habitual de pensar, aunado a un tiempo donde hay una implícita demanda por la inmediatez, parece haber contribuido a hacernos adictos a la acción, lo que en ocasiones -opuesto a lo que pensamos- puede ser bastante improductivo, y que además consume una gran cantidad de nuestra energía inefectivamente.
Crear un tiempo para pausar es importante, éste puede ser de gran ayuda para ver las cosas desde una perspectiva diferente. Pausar nos puede ayudar a cuestionar y observar si nuestras acciones nos están llevando al objetivo específico que queremos lograr, si las hemos priorizado de forma correcta, y -tal vez- más importante si ese objetivo es lo que realmente queremos lograr.
Pausar nos ayudará a crear el espacio para calmar el cuerpo y la mente, y entonces poder reanudar nuestras actividades más efectivamente, más creativamente. Pausar puede convertirse en la gran herramienta para ser más productivos. . .
Y, todos podemos encontrar una forma de pausar durante el día. Por ejemplo, podemos salir por un momento y caminar, encontrar y disfrutar un lugar silencioso para una breve pausa, estirar el cuerpo en nuestro lugar de trabajo, beber una taza de té y simplemente notar su sabor, o tal vez, sólo estar conscientes de nuestra respiración.
Pausar, paradójicamente, puede ser la formar de ir hacia delante.