En muchas ocasiones en nuestras vidas necesitamos cerrar ciclos para que nuevos puedan comenzar. Llegamos a etapas en las que requerimos soltar lo que nos es familiar para expandir nuestros horizontes creando nuevos caminos por los cuales transitar. Etapas en las que también el miedo puede ser nuestro fiel compañero. . .
Y, sentir miedo no es el problema, el problema es cuando dejamos que nos domine, cuando obscurece nuestra habilidad de ver claramente y hasta nos paraliza. . . Sin embargo, cuando reconocemos al miedo como una experiencia y simplemente nos permitimos estar con la experiencia, podemos sentir miedo y aun así elegir actuar; podemos sentir miedo y aun así perseverar ante cualquier adversidad; podemos sentir miedo y aun así abrir la puerta hacia nuestro propio corazón.
La apertura, elegir actuar, perseverar mientras conectamos con nuestro propio dolor es algo que requiere valor y confianza. El valor que viene de seguir nuestro corazón y la confianza que viene de permitirnos ser como somos, confiando en nuestra fuerza interna, el destello dentro de nosotros. . . El valor y la confianza de ser como un guerrero que va a la guerra sabiendo que va a ganar la batalla.