Palabras que expresan conceptos
Póthos es una palabra griega que expresa el deseo de lo ausente o lo inalcanzable. En la lengua griega, nombra el desasosiego de los enamorados no correspondidos y la angustia del duelo; aunque distintos lingüistas se refieren a ella como una sensación de nostalgia en general, como es posible que los macedonios usaran la palabra.
Por ejemplo, Irene Vallejo en su elegante ensayo “El infinito en un junco” utiliza la palabra Póthos para ilustrar la obsesión de Alejandro Magno de conquistar al mundo. Describe como Alejandro no encontraba desahogo de su ansia por siempre buscar ir más allá en sus conquistas, no había cumplido ni siquiera treinta años y comenzaba a temer que el mundo no sería suficiente para él. Plutarco relató como Alejandro fundó setenta ciudades -muchas de ellas nombradas Alejandría-; cuando tenía veinticinco años había derrotado al más grande ejército de su época y se había apoderado de los tesoros del Imperio Persa. Pudo hacer realidad sus más desenfrenadas fantasías de éxito, en solo ocho años había conquistado Anatolia, Persia, Egipto, Asia Central, India; no obstante, nunca era suficiente. Alejandro continuó avanzando por regiones donde ningún otro griego había pisado antes, impulsado por su interminable deseo de fama y admiración. Murió poco después, a los treinta y dos años en Babilonia, con un imperio tambaleante y sin alcanzar su sueño de poseer la tierra entera.
Sin embargo, Vallejo presenta una interesante tesis en su ensayo. Plantea que cuando Ptolomeo I, el fiel amigo y compañero de Alejandro, se da la tarea de levantar la Gran Biblioteca de Alejandría, la idea de crear una biblioteca universal fue concebida en la mente de Alejandro pues ésta tenía las dimensiones de su ambición. Recolectar todos los libros existentes podía ser una forma simbólica, mental y pacífica de poseer al mundo.
La Gran Biblioteca cristalizó la mejor parte del sueño de Alejandro, su universalidad, su inusual deseo de fusión. En la Gran Biblioteca no había fronteras, era un territorio mental donde las palabras de los griegos, judíos, egipcios, iranios e indios podían cohabitar y ofrecer un infinito espectro de posibilidades en el mismo espacio.
La época de oro de la Gran Biblioteca coincidió con el reinado de Ptolomeo primero al cuarto. De hecho, Ptolomeo III construyó una biblioteca filial a las afueras del distrito del palacio. La Gran Biblioteca se reservó para los estudiosos, mientras que la filial fue la primera biblioteca pública realmente abierta para todos, ricos y pobres, élites y desfavorecidos, libres y esclavos. Algo que tal vez pudiera describirse como la República Democrática de los Libros.
Mucho se ha escrito sobre el majestuoso y expansivo universo de los libros. No podría decir más, pero quizá solo agregar que para mí leerlos representa un ritual, crea una comunicación intima, un silencio sonoro que transmite ideas independientes al mundo que me rodea. . . los libros envuelven la magia de la libertad.
Mis libros (que no saben que yo existo)
son tan parte de mi como este rostro de sienes grises y de grises ojos
que vanamente busco en los cristales
y que recorro con la mano cóncava.”
Jorge Luis Borges