Esta semana celebramos el Día de la Tierra, nuestro planeta, el único hogar que hemos conocido hasta ahora como dijo Carl Sagan.
Cuidarla, puede ser tan simple como considerar más conscientemente el impacto de nuestras decisiones y acciones diarias, por pequeñas e insignificantes pensemos son, o tan grandes e importantes como puedan ser. . .
Fragmento de: The Pale Blue Dot por Carl Sagan
Eso es aquí, es nuestro hogar, somos nosotros. En él cada uno de los seres que has amado, cada uno de los que has conocido, cada uno de los que has escuchado alguna vez, cada ser humano que alguna vez fue, han vivido su vida aquí. La suma de nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas convincentes, cada cazador y saqueador, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada pareja de jóvenes enamorados, cada padre y madre, todo niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “súper estrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra, es un escenario muy pequeño en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos aquellos generales y emperadores para que, gloriosa y triunfalmente, pudieran ser los amos momentáneos de la fracción de un punto. Piensa en las crueldades sin fin causadas por los habitantes de un rincón de este píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de algún otro rincón, qué tan frecuentes sus malentendidos, qué tan ávidos están de matarse los unos a los otros, qué tan fervientes son sus odios.
Nuestras posturas, nuestra auto-importancia imaginaria, la fantasía de que tenemos alguna posición privilegiada en el universo se ven desafiados por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es una mota solitaria en la enorme envolvente noche cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay indicios que la ayuda venga de otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.
La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que puede albergar vida. No hay otro lugar, al menos en el futuro cercano, donde nuestra especie pueda migrar. Visitar, sí. Establecerse, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.
Se ha dicho que la astronomía es una lección de humildad y formadora de carácter. Tal vez, no hay mejor ejemplo de la insensatez de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mí, resalta nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más gentilmente, y de preservar y valorar este Pálido Punto Azul, el único hogar que hemos conocido.”
Traducción del inglés al español por Haru Yamasaki