Cada vez vemos más sensibilización sobre la importancia del bienestar mental. Las organizaciones y los líderes más progresivos alrededor del mundo apuntan y abordan cada vez más el tema de la salud mental en los lugares de trabajo. Aun así, hay un largo camino por recorrer para crear espacios de trabajo que brinden un apoyo activo en el bienestar mental.
La salud y el bienestar mental describen nuestro estado mental, cómo nos sentimos y qué tan bien afrontamos nuestra vida cotidiana. Nuestros estados mentales determinan la forma en la que tomamos decisiones, cómo nos relacionamos con nuestros congéneres, nuestra habilidad de trabajar productivamente; todos ellos tienen un impacto sobre nuestra salud en general.
Sin embargo, algunos indicadores sobre el tema de la salud mental en los lugares de trabajo han encendido una alerta roja, y es así como algunas organizaciones han comenzado a reconocer que el cómo y en dónde la gente lleva a cabo su trabajo es importante para apoyar el estado de salud de los empleados en general. Un reciente estudio de Gallup señala que algunos de los principales factores que causan malestar mental en el trabajo se relacionan más con la manera en que se gestiona la actividad de la persona y menos -por ejemplo- con las expectativas sobre el trabajo arduo y el alto desempeño. Aspectos como un trato injusto en el trabajo, cargas de trabajo inmanejables, falta de claridad en las metas, falta de comunicación y apoyo por el líder, presión de tiempo irrazonable, entre otros representan un riesgo que está afectando el bienestar mental de los empleados.
Si la actual economía cambiante requiere una fuerza de trabajo comprometida, resiliente e innovadora, todo indica que más organizaciones necesitan comprender que beneficiarse de una mayor productividad viene de invertir mejor en el bienestar de los empleados. Así como la salud física en los lugares de trabajo está siendo respaldada, el bienestar mental necesita priorizarse mejor en toda la organización.
Por ejemplo, después de realizar un importante estudio a lo largo de dos años sobre el desempeño de los equipos, Google encontró que la “seguridad psicológica” era, por mucho, el factor más importante en la formación de equipos efectivos y cohesionados; definiéndola como la cualidad que permite a los miembros del equipo “sentirse seguros de tomar riesgos y mostrarse vulnerables en frente de unos a otros”.
Para tener organizaciones donde los empleados puedan sentirse seguros y a la vez vulnerables, las actitudes colectivas y percepciones dentro de las organizaciones deben ser abiertas y favorecer un dialogo franco sobre las dificultades que tiene el empleado y que puede impactar su trabajo. Como dato, un reciente reporte de Deloitte indica que el primer paso para comenzar a crear una cultura sobre el bienestar mental es romper el estigma alrededor de ella; así como proveer ambientes favorables que alienten el trabajo en equipo, donde haya un claro propósito del mismo, donde se permita autonomía en los roles y los empleados tengan control de sus indicadores de desempeño, además de proveer espacios de trabajo adecuados -libres de ruido e interrupciones, entre algunos otros.
Establecer las bases para una cultura que apoye el bienestar mental parece estar estrechamente relacionada con crear ambientes donde la confianza, la flexibilidad y la resiliencia sean parte del día a día. Las organizaciones tienen como parte de su rol la gran responsabilidad de nutrir el bienestar y la resiliencia de sus empleados; después de todo, una fuerza de trabajo sana es vital para la competitividad, la productividad y el bienestar de cualquier entidad.