Klesha

Palabras que expresan conceptos

Es probable que últimamente hayamos escuchado las palabras equidad, diversidad e inclusión con mucha más frecuencia que nunca; son “tendencia”. . . Podemos ver grupos alrededor del orbe enfatizando la importancia de tener políticas y estrategias en diferentes niveles relacionadas con estas palabras; que se definen como tres valores distintos pero estrechamente relacionados referentes al apoyo de diferentes grupos de individuos, incluyendo gente de diferentes razas, etnias, religiones, habilidades, géneros y orientaciones sexuales. Organizaciones en diversas partes del mundo están esforzándose por ser más diversas, equitativas e inclusivas.

La pregunta, no obstante, es si esto está siendo una mera postura que resulta conveniente o una verdaderamente honesta. Si genuinamente estamos siendo capaces no sólo de estar conscientes, sino también de reducir nuestros sesgos inconscientes sobre los estereotipos que tenemos sobre ciertos grupos de personas; cuando pudiera parecer que hemos perpetuado patrones discriminatorios y jerárquicos basados en raza, etnicidad, religión, genero, riqueza; patrones que han conducido a oprimir a aquellos que son “diferentes”.

El malestar social, del que estamos siendo testigos en diferentes partes del planeta, puede sugerir que estamos viviendo una erosión de confianza, una mayor polarización, no sólo aquella relacionada con los prejuicios de raza o etnia sino sobre nuestros prejuicios en contra de aquellos que no comparten nuestras opiniones, creencias o hábitos; aquellos que no piensan como nosotros. A veces pareciera que nuestros sesgos conscientes e inconscientes nos han encerrado en un mundo construido solo por nuestras creencias, supuestos y costumbres. . . Entonces, si queremos usar las palabras equidad, diversidad e inclusión como un medio para expresar una postura genuina y honesta; necesitamos sinceramente remover nuestros prejuicios, necesitamos reducir nuestros sesgos inconscientes.

Un sesgo inconsciente es un prejuicio que surge de las bases de nuestra experiencia previa, de supuestos profundamente arraigados, de interpretaciones, de patrones de pensamiento, de nuestro sistema de creencias, que influyen nuestras construcciones mentales a favor o en contra de una cosa, persona o grupo. Los sesgos inconscientes generan “pensamientos automáticos”.

El problema es cuando esas construcciones son la consecuencia de distorsiones mentales resultado de aferrarnos a lo que pensamos es superior, mejor, “normal”, y de nuestra aversión a aquello que no encaja en esas etiquetas. Estas distorsiones mentales obnubilan la mente, inhibiéndonos a aprehender lo que es verdadero; como lo expresa la palabra klesha.

Klesha es una palabra sanscrita que se refiere a los factores condicionantes o las aflicciones mentales que impiden nuestra habilidad de ver las cosas como realmente son; también son referidos como velos mentales. El significado de la palabra klesha es realmente profundo y hay muchos diferentes tipos de kelshas; pero tres se identifican como la raíz o la fuente de todas las otras aflicciones mentales, de nuestros procesos discriminatorios negativos: la ignorancia, el apego y la aversión. Sin embargo, estas distorsiones mentales pueden ser cuestionadas y, al ser transformadas, podemos desarticular nuestros pensamientos y sesgos. Para ello necesitamos de entrenamiento.

Todos los seres humanos tenemos sesgos, pero también la capacidad de deconstruirlos. A través de entrenar la mente, podemos observarnos y hacernos conscientes de ellos, entender su lógica, distinguiendo lo que sabemos de los datos y hechos, de lo que creemos que sabemos; con práctica, podemos desmantelarlos. Esto requiere una mente clara; un estado de balance puro, libre y sereno, aquel que no está afectado por nuestras innumerables construcciones intelectuales; una mente que nos permita sumergirnos en lo profundo de nuestro ser y restablecer nuestra habilidad de la infancia de indagar libres de sesgos y prejuicios. Podemos preguntarnos reiteradamente si nuestras decisiones o actitudes están o no sesgadas por nuestras aflicciones emocionales o nuestros prejuicios, y podemos auténticamente, desde nuestro corazón, cultivar un ethos de amabilidad hacia todos los seres.